Últimamente me ha dado por pensar que
vivimos en una sociedad que se maneja por dicotomías,
conceptos rígidos y a veces demasiados pragmáticos.
Empiezo
entonces con una reflexión que leí citada en un libro: Idries Shah hablaba
acerca de un hombre que enseñaba que el «árbol era bueno». Había decidido que
toda perfección y belleza estaba contenida en el árbol, que daba fruta, refugio
y materia prima para artesanías, sin plantear exigencias. Sus seguidores amaron
los árboles y los adoraron en bosques y selvas durante diez mil años.
Creo
que esto puede ilustrar la tendencia de la sociedad actual de tomarse las cosas
demasiado literal. Por ejemplo, cuando se habla de la mujer, pienso se habla de un "carácter" que se da
predominantemente en el sexo femenino, pero no quiere decir que
éste carácter no se pueda dar en el sexo masculino (aunque la idea nos produzca una cierta vergüenza o risa). Es como
si tuviéramos en la cabeza unas reglas bastante rígidas de
como debe ser un hombre o una mujer y los que no se alineen a eso, corren
el peligro de herir sensibilidades masculinas.
Creo que esto
también sucede con la sexualidad y como lo he dicho, los que no se ajusten a
estos extremos, tienen que actuar para no perder el respeto de sus pares. Y
pensar que los que encajan completamente en ese modelo son una minoría. Claro,
creo que también hay diferentes grados de inconformidad pasando de "soy un
poco como dicta el modelo", hasta, "definitivamente no soy yo."
A veces me da
por soñar en un mundo donde el contacto con personas del mismo sexo no sea tan
tabú, las relaciones de parejas no sean tan rígidas (en el sentido de
adquirir un compromiso de exclusividad para toda la vida, aún siendo
novios) y que el gustar y mirar a alguien bonito del mismo sexo no fuera
tan ofensivo o desagradable para algunas personas, incluyendo los observados y gustados.
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