A veces me sorprende la “tolerancia”
de la gente. Sobre todo, porque esta a veces no parece ser profunda. Pregúntenle
a alguien frente a un montón de gente sobre un tema en que la opinión pública
sea favorable y esté considerado por consenso como algo bueno; y la persona en cuestión
responderá acorde a la opinión de los demás.
Sin embargo, en privado, esto
puede ser otra cosa. A veces las personas nos esforzamos en ser políticamente correctos
y educados para quedar bien ante los demás o porque sedemos a la presión de
grupo, pero no porque pensemos bien del tema.
Es como ese cuento chino de que
hoy en día no hay racismo. La gente dice: hoy en día no hay racismo, sobre todo
en Venezuela con su diversidad, es imposible que haya racismo. Eso se da en países
en donde la población nativa europea es mayoritaria y menos diversa. Pero no
pasan cinco minutos cuando esa misma persona se refiera a otra de piel más
oscura como: negro de mierda (a modo de “broma”). Y el otro responde: no soy
negro, soy moreno…
Toda esta cosa de la tolerancia
superficial para quedar bien ante los demás me acuerda mucho al cuento del rey
desnudo: ese cuento de Hans Christian Andersen en donde un rey oye hablar de un
traje que es tan ligero que se siente como si uno no llevara nada puesto. Y es
que de hecho así era.
Este rey se dejó seducir por la
palabras de dos charlatanes que le hablaban de este traje solo para conseguir
su dinero. Cuando el rey se prueba el traje, no puede verlo, pero los ladrones
le dicen que solo la gente que es estúpida no puede verlo. Y así el rey se
presenta ante la corte.
A las personas que le cuestionan,
él le responde lo mismo: solo la gente que es tonta no es capaz de ver el
traje. Y así por temor a pasar por tontos, todos admiran el traje del rey y
éste desfila por la ciudad y todos comentan las propiedades de la
maravillosa prenda; hasta que finalmente un niño al verlo comenta:
¡pero si está desnudo! Y así todos ríen del rey y este cayendo en cuenta que
estaba desnudo, se siente apenado.
Es más o menos así. A veces la
gente por no pasar por intolerantes (o por homofóbicos o por racistas) sobre
todo cuando la opinión pública es bastante fuerte en el tema, comenta
superficialmente estar de acuerdo con algo o no verlo de forma mala. Pero en
privado, es otra cosa. No solo en privado, porque alguien que toma una cierta
postura de manera superficial a veces no es consciente de cuando su opinión profunda
sale a flote y a veces ni siquiera nosotros mismos porque de alguna manera nos
dejamos seducir por esto o estamos imbuidos en el prejuicio mismo.
Pero el punto es que así. Y creo
que si queremos avanzar hacia un mundo mejor, el cambio debe ser mas profundo y no dejarnos seducir por estas
“frases hechas” o ser más honestos con nosotros mismos. Y es que no solo es en
cuanto a la homofobia que el cambio parece superficial, sino en cuanto a la
misoginia, el racismo, el elitismo y muchas cosas más que siguen afectando a
nuestro mundo hoy en día.