sábado, 19 de abril de 2014

Fe

Abrí los ojos abruptamente sintiendome desorientado. Rápidamente reconocí que ya no estaba soñando y me di cuenta de que no podía recordar como me había quedado dormido en primer lugar.

Lo primero que note fue una energia cálida que parecía emanar de mi cuerpo e impregnar todo el lugar. Mire hacia abajo y note que estaba completamente desnudo en aquel sitio que lucia como una sala con una cama fuera de lugar e iluminado solamente por una chimenea a mis pies. El darme cuenta de estar sin ropa no me produjo vergüenza; quizá porque me sabia solo.

Segundos mas tarde, escuche unos pasos a escasos metros de distancia, pero no sentí la necesidad de cubrirme ¡no sentí ni el mas mínimo rastro de pudor! La persona en cuestión camino hasta llegar cerca de mi y se detuvo alto justo a mi lado. Pude notar que tampoco poseía ninguna vestimenta. Trate de enfocar su cara con mi mirada, pero no podía reconocerlo, era alguien totalmente desconocido, nunca había visto alguien tan rubio, pálido, sin vellos y con un sobresaliente aspecto andrógino. Solo sabia que era hombre por no poseer senos y porque podía ver su pene sin vellos bastante cerca de mi brazo izquierdo.

- ¿Sabes donde estas? - me preguntó en un tono de voz que tampoco parecía estar sexualmente definida.

-no - respondí trémulamente.

-Moriste hace treinta segundos - me dijo con fría trivialidad como quien habla de un hecho sin importancia. Por supuesto, la información tardo unos instantes en fijarse a mi cerebro y las primeras cosas que pude alcanzar a decir tan rápido como pude fueron: -  ¿como...? ¿Cuando...? ¿Por que...? -trate de levantar mi torso en aquella cama debido a la impresión, pero mi cuerpo se sentía bastante pesado y no tenia las energías para sentarme.

-Has pasado meses deseando morir mientras dormías. Finalmente se ha cumplido tu sueño: tu corazón ha dejado de funcionar repentinamente. -recalco en tono plano.

No lo podía creer. Si bien la figura alta y rubia tenia razón; ya que había pasado meses sintiendo que mi vida no tenia sentido y que era muy dificil hacerla mejorar, me era dificil concebir que realmente había sucedido. La segunda cosa que se me ocurrió preguntarle fue: - ¿donde estoy? ¿Que es este lugar?

-es el limbo... El lugar donde las almas como las tuyas se les da una segunda oportunidad, la oportunidad de escoger.

- ¿escoger que? -pregunte sin entender.

-la oportunidad de escoger la vida otra vez -dijo en tono de ligera reprimenda, como si todo aquello fuera tan obvio, que estaba demas explicar.

- ¿la vida? -pregunte anonadado. - ¿que es la vida sino una serie de eventos desafortunados y tener que encarar la frustración, la perdida, el dolor y la renuncia? ¿Que es la vida sino sinónimo de dolor? -remarque un poco resentido y rabioso. Pensé que aquella entidad me refutaria al tener la menor oportunidad, pero lo que me dijo a continuación me dejo creo aun mas perplejo que la noticia de ya no estar con vida.

-tienes razón... la vida es sinónimo de dolor, de perdida, de carencias, de insatisfacción...

- ¡pues si! -señale sin dejarlo terminar...

-pero el dolor a veces es el precio que debemos de pagar por saber, por estar despiertos, por dejar ir... -termino de explicar aquella entidad.

- ¿saber que? Nada de lo que he pasado me ha ayudado a nada. La vida ha sido injusta conmigo ¡no me ha dado nada que valga la pena! No me ha dado el amor y tantas personas que parecen conseguirlo tan facilmente a mi alrededor y la vida se ha ensañado conmigo en no dármelo. -finalice por decir tan rápido como puede con voz quebradiza.

-Si te ha dado el amor. Hay tantas personas que te quieren y que le entristecerá la noticia de tu muerte. Lo que la vida no parece haberte dado es un sentido de gratitud. -dijo con su característico tono plano y frío. -si te refieres al amor romántico, a la vergüenza de ser virgen a tu edad (que además técnicamente no lo eres), llegará cuando estés listo y aun no lo estás.

Ante aquella información, por primera vez sentí una sensación de bochorno desde que me encontraba en aquel lugar. Sentí como mis mejillas se ruborizaban y mire hacia otro lado, no pudiendo sostener por mas tiempo el contacto visual con aquel hombre.

-¿que sentido tiene?

-Mucho... Tiene muuucho sentido -dijo dejando escapar cierta emoción en su voz, diferente de la impaciencia o el desdén.

-explicame -dije rabioso y desafiante.

Aquel hombre solo se limito a guardar silencio, frustrando mi reclamo sarcástico de querer saber, y solo le dio por decir: -te paciencia, aguanta, ten fe, deja de hacerte la víctima y lo verás -. Caminó hasta darle la espalda al fuego de la chimenea y mirarme de frente, a escasos centímetros de mis pies y recalcó: - ¿Cómo vas a ser capaz de crear y de cambiar tu alrededor si estás muerto?

Aquellas primeras palabras me habían hecho tener la sensación de haber sido leído por dentro y esa última frase, me había dejado reflexionando que, ahora que estaba muerto, no había nada que yo pudiera hacer o mover, nada que pudiera afectar el mundo exterior de donde venía. Por primera vez tomé consciencia de existir en el mundo, un mundo que yo podía afectar no solo con mi presencia, sino también con mis actos.

Guardé silencio justo después de aquella epifanía y luego terminé diciendo: -pero si aquí estoy bien, no me duele nada. ¿Por que tengo que volver?

El hombre solo respondió en lo que parecía un intento por no revelar mas información de la necesaria: -es tu destino...

-¡Pero pensé que habías dicho que tenia opciones!

-¡Pues no las tienes! -concluyó.

-Quieres decir entonces que no tengo otra opción mas que volver  ¿y encarar todo lo que me viene encima? ¿Cual es el propósito de esta conversación entonces? ¿Por que no me devolvieron y ya?

-Queríamos asegurarnos de que te quedaba claro que no tienes otra opción mas que seguir con vida, aguantar, enfrentar y tener fe. Deja de pensar en la muerte y ciertamente, no intentes volver aquí mas pronto de lo que te toca. Recuerda: inevitablemente algún día vas a morir. Solamente que esta noche no.

-¿Asegurarnos? ¿De quienes hablas? -pero aquel hombre ya se encontraba al otro lado de la habitación y a medida que se alejaba, aquella sensación de calidez que me había acompañado durante toda la conversación, comenzaba a desaparecer y a ser reemplazada por la habitual sensación de dolor, tristeza e inferioridad. Solo dijo antes de dejar el recinto definitivamente: en los próximos minutos recibirás una señal de que todo por lo que has pasado, ha valido la pena. Quizá eso te de algo de fuerzas para seguir aguantando y luchando -. Y dándome la espalda, desapareció en la oscuridad.

Lentamente aquella escena se fue desvaneciendo y fue reemplazada por la realidad verdadera. Para mi sorpresa, la sensación de calidez interior se encontraba ahora de este lado del río, como si hubiera dejado mis viejos sentimientos en aquel lugar. Tenia el extraño y cálido sentimiento de que mi existencia se había engrosado y que, definitivamente, nada volvería a ser como antes.

                                                                                   Fin